25Lo primero que tenemos que saber es que la vejiga se llena de la orina que producen los riñones y tiene, de media, una capacidad máxima de en torno a 500-750cc. Cuando nuestra vejiga tiene un volumen cercano al 60% de su capacidad máxima, nos avisa para que la vaciemos y ese aviso debe ser tenido en cuenta.
Aguantarse las ganas de orinar de manera esporádica por una situación particular no tiene ningún efecto negativo a medio-largo plazo. En cambio, hacer esto por norma general, a lo largo del día, muchos días consecutivos, sí puede alterar la función de la vejiga.
Cuando la vejiga se acostumbra a una capacidad mayor de aquella para la que está concebida, se ven afectadas muchas estructuras que intervienen en el acto de la micción: desde las terminaciones nerviosas y los centros neuronales de la micción, pasando por el músculo de la vejiga y la musculatura del suelo pélvico que también sufre las consecuencias.
Las repercusiones a largo plazo pueden ir desde padecer infecciones urinarias de repetición hasta incontinencia urinaria o incapacidad de vaciar adecuadamente la vejiga, con la consiguiente necesidad incluso de utilizar sondas vesicales para vaciarla por completo.
De la misma forma que aguantar mucho las ganas de orinar es perjudicial, orinar cada hora o menos demuestra una situación también negativa y que puede ser la consecuencia de patologías como la vejiga hiperactiva.
Si ninguno de los casos es el suyo, no hay por qué preocuparse. En cambio, debería cambiar los hábitos si se aguanta con frecuencia casi toda o toda la jornada laboral sin orinar, o se fuerza a aguantar para no ir al baño. Una manera sencilla es activarse una alarma cada 3-4 horas máximo para acordarnos de nuestra particular cita con el baño.
Si cree que puede tener algún problema relacionado con sus hábitos urinarios, no dude en acudir a un especialista en urología.