Las guías actuales del Grupo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF) sugieren que no se efectúe una detección del antígeno prostático específico (PSA) para el cáncer de próstata porque la evidencia para la prueba reveló muy baja probabilidad de reducir el riesgo de fallecer de cáncer de próstata.
Esta recomendación se centró en los resultados del ERSPC (Estudio aleatorizado europeo de detección del cáncer de próstata) y el PLCO (ensayo de detección del cáncer de próstata, pulmón, colorrectal y ovario), que mostraron resultados contradictorios. El ERSPC indicó una reducción significativa mientras que el PLCO no mostró reducción.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan y del Instituto Nacional del Cáncer intentaron determinar formalmente si los efectos del cribado sobre la mortalidad por cáncer de próstata fueron muy diferentes entre ERSPC y PLCO y concretar los efectos del cribado en los dos ensayos en comparación con ningún cribado.
La conclusión a la que llegaron fue que no encontraron evidencia de que los efectos del cribado en comparación con el no cribado fueran muy distintos entre ERSPC y PLCO y constataron que el cribado podría reducir significativamente los fallecimientos por cáncer de próstata.
Por tanto, la determinación anual de PSA en varones mayores de 50 años, o de 45 años en pacientes con antecedentes familiares de cáncer de próstata, parece reducir la mortalidad poblacional, y debe ser incluido en los chequeos de salud general.