Los pacientes diagnosticados de cáncer de vejiga deben seguir un protocolo de vigilancia continuada según su riesgo de recurrencia o progresión. Dicho protocolo se realiza habitualmente mediante cistoscopia, un procedimiento invasivo asociado a ciertas complicaciones y molestias que se realiza a través de la uretra, mediante la inserción de un dispositivo médico similar a una sonda con cámara incorporada.
